“Lo primero que pensé fue 'No quiero morir'”

Enero 15, 2024

Durante diez meses de 2020, Celia Juárez tuvo peso extra sobre sus hombros: 2.2 libras para ser exactos. Ese era el peso del desfibrilador personal, o LifeVest™, que los médicos le hacían usar las XNUMX horas del día desde que descubrieron que corría riesgo de sufrir un paro cardíaco repentino. El chaleco salvavidas estaba allí para ayudarla a mantenerla con vida si sucediera lo peor.

Su historia comenzó casi una década antes, cuando comenzó a experimentar dolor en el torso y una sensación de aleteo en el pecho. En febrero de 2020 ya no se podían ignorar sus síntomas. La maestra de escuela, que entonces tenía 49 años, acabó en el hospital, donde le diagnosticaron insuficiencia cardíaca congestiva y miocardiopatía. Como parte de su plan de tratamiento, Juárez se inscribió en el Programa de Rehabilitación Cardíaca Intensiva.

Lanzado en junio de 2020, este programa, el primero de su tipo en el sur de Texas, ayuda a las personas con enfermedades cardíacas graves (o aquellas que recientemente se han sometido a un procedimiento relacionado con el corazón) a mejorar su salud mediante una combinación de educación y ejercicio supervisado.

El equipo dedicado del programa, compuesto por profesionales en los campos de la medicina, la nutrición, el ejercicio y la salud conductual, monitorea el progreso de los participantes mientras se someten a sesiones destinadas a fortalecerlos tanto física como emocionalmente.

El programa se centra en tres pilares principales:

  • Ejercicio regular
  • Alimentación saludable para el corazón
  • Una mentalidad saludable

El objetivo final es ayudar a reducir el riesgo de que un paciente sufra otro evento cardíaco y al mismo tiempo aumentar su función cardiovascular.

“Amo a la gente de aquí”, dice Juárez sobre el programa. "Son profesionales, positivos y amigables". Está especialmente agradecida por el aliento que recibió a lo largo del camino. “Cuando estás aquí, ellos están a tu lado”, dice. "Te alientan en cada paso del camino y te ayudan a ver la vida de la manera más positiva". Hoy, Juárez ya no usa el desfibrilador personal y su ritmo cardíaco ha mejorado dramáticamente.